JABALQUINTO,PASO A PASO, "VIAJE A LAS CUEVAS DE JABALQUINTO DE LOS AÑOS 60"

Nueva sección en la Web Jabalquinto.biz, Olayo Alguacil González nos ofrece cada dos semanas ha todos los lectores que visitan la Web una sección donde podremos conocer rincones con encanto de Jabalquinto esta semana, "VIAJE A LAS CUEVAS DE JABALQUINTO DE LOS AÑOS 60".


Vista actual de la entrada de una de aquellas cuevas


Recordando el origen de este nombre que proviene del árabe “Jabal Cantix” o en opinión del profesor Aguilera Pleguezuelo de un híbrido, formado por Jabal, de “Jabal”, monte y el término hispano, de origen latino, quinto y que de todas formas significa monte quinto, iniciamos esta segunda etapa del recorrido por Jabalquinto, recordando aquellas cuevas.

Hasta los años sesenta, las cuevas eran las viviendas predominantes en Jabalquinto. Se distribuían por todo el cerro a lo largo de tres pisos y, según algunas fuentes, llegaban a las quinientas. En la actualidad, estas precarias viviendas permanecen ocultas por haberse edificado delante de ellas. Sin embargo, aún queda visible la entrada y chimeneas de algunas de ellas.

Excavadas en el cerro se componen de una habitación seguida de otra. Al final está la cuadra, donde estaba el burro, la cabra, las gallinas, e incluso la paja. Este tipo de viviendas fueron protagonistas de numerosos derrumbamientos, muertes y penurias en tiempos aún no muy lejanos.

Lo atestiguan los siguientes párrafos publicados al inicio de la década de los sesenta en “Vida Nueva”:

“Vengo de otro mundo. Os digo que vengo de un mundo distinto del nuestro, del que conocéis y conocemos. Era de noche cuando he salido de allí, y en los tres pisos del monte – tres filas de cuevas no había hogueras, ni risas… - . “Aquello es inimaginable. ¿Cómo pueden amar la luz gentes que nacen y mueren en la cueva?. La luz, que alumbra la tierra perforada, agrietada y amenazante. La luz, que talonea de miedo cada habitación bajo la tierra. Al parpadeo de un candil, yo me he acercado a unas paredes que no son como las paredes de nuestras casas, aunque estén blancas por la cal”. “Mire usted: una cama y aquí otra, al lado. Pues en cada cama dormimos ocho. Somos dos familias, y no nos tocamos nada. Pero se les hundió la cueva y ¿qué vamos a hacer?. “Las cuevas de Jabalquinto no son aptas para el turismo, ni para el estudio ni la vocación”.

Chimenea de una cueva incorporada a una vivienda

“Estaba en la puerta de la cueva, sentada, cosiendo la ropa. Hacía un sol hermoso. Había salido a sentarse a la puerta de la cueva porque aquella mañana era, de verdad, una buena mañana de sol. Su marido en el campo trabajando. Como todos los días. Los seis hijos correteaban por allí. Jugaban al sol cuando comenzó el derrumbamiento. Un ruido como si se derrumbara la montaña. Ella, como una gallina que cobija a sus polluelos bajo las alas, corrió hacia sus hijos, y los abrazó. Abrazada a ellos, y sus hijos abrazados a la madre; ella, mirando aterrorizada al monte que se hundía, cansado de ser tanto tiempo monte. De repente, se dio cuenta de que sólo tenía cinco hijos abrazados a ella, y se soltó del brazo y en medio de la polvareda del monte derrumbado, delante de la cueva, supo que su Manolo había muerto. Hasta que lo encontramos. No sé el tiempo que duró aquello, quizá media hora, estaba junto a la puerta y con los brazos en cruz. Al oír el ruido saldría corriendo hacia la calle, pero antes de llegar lo alcanzó la avalancha. Y lo encontramos así, con los brazos abiertos y boca abajo”.

“Aquello es inimaginable. ¿Cómo pueden amar la luz gentes que nacen y mueren en la cueva?.

A la escasa luz de un candil, me he acercado a aquellos enormes lisos, rotos y desgajados, y no me he atrevido a palparlos en la veta abierta de sus brechas, porque se caen.

Algunos de aquellos candiles que alumbraban en las cuevas


Viviendas predominantes que estaban presentes en la mente de aquellas gentes, como lo atestiguan las siguientes canciones recogidas por vía oral:

Venimos de Fuerte del Rey
que es un pueblo muy bonito.
Hemos pasado por Mengíbar
y hemos llegado a Jabalquinto.

Al pasar por el llano
nos dicen los de las cuevas,
Muchachos portarse bien,
vais a ganar muchas perras.

(Canción de comparsa trasmitida por vía oral por Julio Molina Rodríguez)

Me han cogido de la mano
me han metido en una cueva
me ha puesto de cena, perdices, conejos…
de toda ave que vuela.


Desolador panorama el narrado en los párrafos anteriores que, al ser publicados en la revista “Cara y Cruz” y difundidos en “Vida Nueva”, tuvieron tanta repercusión nacional hasta tal punto que muchas familias enviaron aportaciones económicas que, junto con subvenciones oficiales y mano de obra gratuita hicieron posible la construcción de viviendas en “Los Belenes”. Zona por la que se ha ido extendiendo el casco urbano y que será protagonista de nuestro recorrido en las próximas entregas.

Olayo Alguacil González