JABALQUINTO,PASO A PASO, I.E.S. MATEO FRANCISCO DE RIVAS

En la sección de la Web, Olayo Alguacil González nos ofrece cada dos semanas ha todos los lectores que visitan la Web Jabalquinto.biz una sección donde podremos conocer rincones con encanto de Jabalquinto esta semana quinta entrega. " IES. Mateo Francisco de Rivas".


Centro de Enseñanza Secundaria que luce en su fachada un logotipo diseñado por el Orientador D. Miguel Ángel Gómez Arqués que presta sus servicios en este Centro y cuyo proceso, fases de realización y significado final nos lo explica el autor en su artículo: “Una imagen vale más de 2.338 palabras”; cuyo texto íntegro lo pueden leer en el Nº 10 de la revista: “Andar, andar,…” y el página Web del Instituto.

Efectivamente muchas palabras, 2.338, son las empleadas en el desarrollo del artículo mencionado y que finaliza con la explicación del que luce en la fachada.

Tras la visita al Parque y su prolongación por la calle en la que se alza el monumento al sacerdote D. José Marcilla Hernández, avanzamos por la calle Mateo Ruiz que lleva el nombre de quien donó los terrenos para la construcción de las viviendas que sacarían a muchas familias de las cuevas. Observando las diferentes tipologías de viviendas construidas, llegamos a la cooperativa de aceite “Santa Lucia” donde giramos a la izquierda, dejando atrás el campo de fútbol, y continuamos varios bloques de viviendas unifamiliares hasta llegar a la Calle Ciudad de Jaén en la que se encuentra el Instituto de Enseñanza Secundaria que toma el nombre de otro jabalquinteño ilustre: “Mateo Francisco de Rivas”. Centro educativo que constituye un manantial inagotable de estudios de la localidad y actividades culturales.

Calle Ciudad de Jaén y Fachada Instituto

Centro de Enseñanza Secundaria que luce en su fachada un logotipo diseñado por el Orientador D. Miguel Ángel Gómez Arqués que presta sus servicios en este Centro y cuyo proceso, fases de realización y significado final nos lo explica el autor en su artículo: “Una imagen vale más de 2.338 palabras”; cuyo texto íntegro lo pueden leer en el Nº 10 de la revista: “Andar, andar,…” y el página Web del Instituto.

Efectivamente muchas palabras, 2.338, son las empleadas en el desarrollo del artículo mencionado y que finaliza con la explicación del que luce en la fachada



“Como podemos observar, consiste en un trazo de pluma o pincel con el que se escribe el nombre del Instituto; a su vez, los caracteres van formando la silueta de Jabalquinto; finalmente, queda rematado con las siglas “IES” y el apellido del autor que da nombre al Centro.

Nuestro Instituto queda identificado perfectamente a través de su nombre acompañado de las siglas “IES”, Instituto de Educación Secundaria.

La educación, la cultura del Centro y sus finalidades quedan representadas a través del trazo, simbolizando a la escritura y a la lectura, base del proceso de enseñanza y aprendizaje de todas y cada una de las materias que se imparten. La idea vuelve a estar presente en el extremo de la “d” mediante un libro abierto. Además, la tipografía utilizada es sencilla y clara, tal y como un profesor/a escribe en la pizarra de su aula.

Por tanto, es una escritura a mano alzada, libre, imperfecta y original, que deja claro el material humano del que presume nuestro Instituto. No estamos ante una empresa industrial que comercia con objetos inertes, sino en un Centro educativo que, no sólo pretende transmitir un número de conocimientos y contenidos de materias sin cordura, sino de formar a nuestro alumnado en valores humanos y aprendizajes para la vida.

El diseño es actual, moderno y dinámico, fiel reflejo de la vida en nuestro Centro, aderezado por las nuevas tecnologías, las cuantiosas actividades organizadas y los numerosos proyectos educativos que se desarrollan.

Por otra parte, el entorno del Instituto está interpretado a través del contorno de su pueblo, se puede ver la silueta inconfundible de Jabalquinto observada desde la distancia, emergiendo del monte donde descansan las edificaciones y calles del municipio. Se puede distinguir la iglesia (la M), el depósito de agua (la F) y demás construcciones a través de las letras. Y como no podía ser de otra manera, se ha representado una aceituna (la O), como símbolo del desarrollo económico y del paisaje natural de la zona.

Los colores utilizados para el logotipo recuerdan al paisaje del territorio, el verde en “Mateo Francisco”: las hojas y el valle, el marrón en “IES” y “de Rivas”: los troncos y la tierra, y un fondo blanco de las paredes de las casas. Además, se ha utilizado el mismo verde que la Junta de Andalucía establece para su imagen corporativa oficial.

Para finalizar, aunque parezca lo contrario, toda imagen y diseño no son perfectos ni perpetuos, ni eternos, el poder de una marca está en su adaptabilidad a los tiempos y las situaciones. Por ello, y de la misma manera que ponemos las esperanzas en la mejoría de nuestro alumnado como estudiantes y personas, desde aquí se anima a modificar y adaptar esta imagen en un futuro a nuevas etapas del Instituto”.
Otro rótulo que luce la fachada es el nombre oficial del Centro en el que, como es natural, se estampa el nombre del ilustre jabalquinteño del que recibe su nombre este Centro. De Mateo Francisco de Rivas, natural de Jabalquinto y autor de la obra: “Memoría histórica sobre la villa de Jabalquinto”, escrita hacía el año 1799, cuando contaba 32 años, y corregida en el año 1816, a los 51 años de edad., Pedro A. Porras Arboledas en su libro: “HISTORIA DEL SEÑORIO Y VILLA DE JABALQUINTO”, habla en los siguientes términos:

Página interior manuscrita

“Según consta en la partida de bautismo fue cristianado en la iglesia parroquial de Jabalquinto el día uno de febrero de 1765 con el nombre de Matheo Francisco Miguel María del Campo, nacido el 30 de enero. Hijo de Francisco de Rivas y de María Soriano, naturales y vecinos de Jabalquinto. Abuelos paternos Francisco de Rivas, natural y vecino de Jabalquinto, y María Martos, natural de Mengíbar y vecina de Jabalquinto. Abuelos maternos Mateo Soriano y Francisca García, naturales y vecinos de Jabalquinto… La principal virtualidad de esta obra no se halla en su contenido como en el hecho de que el Archivo Municipal, que tanto manejó el propio Rivas, se perdió en nuestra última guerra civil,… Es en esta destrucción la que da su verdadera dimensión a aquella obrita. Desconozco la finalidad exacta por la que el autor redactó la obra, pero parece que tuvo un fin escolar, ya que abundan citas superfluas, referentes sobretodo a asuntos eclesiásticos y a antecedentes históricos”.

“Aunque desconozco el motivo por el que Rivas escribió esta Memoria Histórica, sí sabemos el rendimiento que de la misma obtuvo prácticamente de modo inmediato, aún sin haberla publicado. Efectivamente, el 5 de enero de 1798 la Real Academia de la Historia, en junta ordinaria y a INSTANCIAS DEL PETICIONARIO ACORDÓ ADMITIRLE COMO INDIVIDUO CORRESPONDIENTE, EN ATENCIÓN AL VALOR DE LA MEMORIA HISTÓRICA DE JABALQUINTO, que Rivas había presentado a la consideración de la Academia. Así mismo, el primero de marzo del mismo año fue elegido como socio numerario en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Jaén”.
Página interior

“No hemos encontrado más referencia a este personaje en los archivos del pueblo, de lo que se deduce que ni casó – si es que lo hizo – ni murió en Jabalquinto, si bien sabemos que redactó el trabajo en el pueblo,… puede asegurarse que vivió y estudió en Sevilla y Madrid, donde tal vez cursó estudios de Derecho; sin duda pudo hacer esto gracias a que pertenecía a familia adinerada y con pretensiones de hidalguía”.

En el fascículo “Pueblos y Ciudades” editado por el Diario JAÉN, dedicado a Jabalquinto, se hace la siguiente referencia a la obra:
“Contiene noticias curiosas, particularmente en la parte estadística. Rica en literatura descriptiva que abarca aspectos tan variados como pueden ser los rituales de purificación de mujeres tras el parto, o la costumbre de tocar las campanas para ahuyentar las tormentas”.

Plano de Jabalquinto dibujado por Mateo Francisco de Rivas

Obra manuscrita de 162 páginas que se encuentra en la Real Academia de la Historia y que Pedro A, Porras Arboledas nos ha acercado incluyendo su contenido íntegro con la publicación de la obra a la que hemos hecho referencia en el año 1993

Con la profundización en el significado de los dos rótulos que aparecen en la fachada del Instituto vamos a dar por finalizado el paseo por esta localidad esta semana para continuar en la próxima entrega adentrándonos en este edificio y conocer el trabajo desarrollado que justifica la expresión de que: “HEMOS RECOGIDO LA ANTORCHA DE MATEO FRANCISCO DE RIVAS; PARA CONTINUAR CON EL ESTUDIO Y DIFUSIÓN DE LA CULTURA LOCAL”.

Vista parcial planta baja
Olayo Alguacil González.

JABALQUINTO,PASO A PASO, MONUMENTO AL PADRE MARCILLA

En la sección de la Web Jabalquinto.biz, Olayo Alguacil González nos ofrece cada dos semanas ha todos los lectores que visitan la Web una sección donde podremos conocer rincones con encanto de Jabalquinto esta semana cuarta entrega. "MONUMENTO AL PADRE MARCILLA".



Tras la narración de la breve historia del nacimiento del barrio Belén, nos disponemos a realizar un recorrido pausado por sus rincones más representativos.

Vista del Parque y calle prolongación

Lo iniciamos por la estación de autobuses, símbolo de modernidad y grandes transformaciones de esta localidad en los últimos años. Llegamos al Parque de la libertad, construido en el año 1988, amplio, lleno de césped y arbolado con innumerables bancos y dos fuentes que nos invitan al descanso. Observamos su prolongación a través de una calle en cuya entrada se sitúa un monumento conmemorativo que nos recuerda a D. José Marcilla Hernández que desarrolló, como párroco, una intensa labor pastoral en esta localidad a mediados del siglo pasado.

Monumento alzado al inicio del paseo que lleva su nombre

Personaje ilustre, al que Antonio García Sanz le dedicó un amplio, detallado, hermoso y literario artículo en la revista: “Andar, andar,…”; cuyo texto íntegro lo pueden encontrar en el Número 10 de la publicación del IES “Mateo Francisco de Rivas” de Jabalquinto y en su página web.

Así nos narraba Antonio García Sanz, la biografía hasta que fuese ordenado sacerdote:

“Era José hijo de una familia acomodada que habían educado a sus hijos en el amor a Dios y al prójimo. Fue su padre, D. Manuel y su madre Dª Sagrario; el uno de Navarra y la otra de Burgos. Nació el 28 de noviembre de 1913 en Madrid. Habiendo conseguido, D. Manuel, cátedra de Escuelas Industriales, fue trasladado a Linares donde ocupó plaza en la Escuela de Peritos de la vecina ciudad. De niño jugaba con sus hermanos: Manuel, Julia y Purificación y con los demás niños de la vecindad, distinguiéndose por su bondad y gran corazón. Cuando ejecutaba una travesura, acogía el castigo de sus progenitores con alegría, con lo cual, la situación volvía pronto a la más absoluta normalidad.

Estudió bachiller en Linares, obteniendo brillantes calificaciones, e hizo carrera de peritaje en Madrid cursando posteriormente estudios superiores de arquitectura. Consiguió algún dinero pero no era feliz. Realizó el servicio militar en “Transmisiones” (Madrid). Allí fue donde escuchó la llamada de Dios, ingresando en el seminario de Comillas en 1935, tenía entonces 22 años.

Durante la Guerra Civil Española el seminario permaneció cerrado, retomando la carrera eclesiástica una vez terminada la contienda nacional en 1939.

Fue ordenado presbítero el día 23 de julio de 1947 a la edad de 34 años. Celebró su primera eucaristía en la parroquia de San Francisco de Linares, el diecisiete de agosto del mismo año, diez días antes de la mortal cogida del diestro Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete” en el coso de Santa Margarita de dicha ciudad”.

De Arjonilla se trasladó a Jabalquinto. Esta es la descripción que Antonio García Sanz hace de su llegada a esta localidad:
“El Camión Bedford, aparcó en la plaza del pueblo quedando al instante rodeado por decenas de vecinos. D. José acababa de llegar a su nuevo destino. Arjonilleros y Jabalquinteños, enarbolando la misma bandera, procesionaron hasta el templo, arropando a D. José, que saludaba con manos y cabeza a cuantos a su paso se asomaban a la puerta de su casa. Recibidos por D. Fernando, su predecesor, caminaron sigilosamente hacia el sagrario donde se postraron y rezaron un buen rato. Era el día 3 de julio de 1949. Sin saberlo, sólo tendría cuatro años para depositar su semilla apostólica en Jabalquinto.

Apenas llegado a su destino, caminaba un día por la “Calle Llana”, entonces “Calvo Sotelo”, escoltado por un par de feligreses. Había iniciado una obra en la parroquia y no tenía más dinero que el del “cepillo” del domingo anterior ; se acercó un hombre elegantemente vestido y metiendo la mano en el bolsillo interior de su gabardina sacó un sobre de color caña.

- ¿Es usted D. José?.
- Para servirle, señor.
- Tenga, un donativo para la obra.
- Que Dios se lo pague buen hombre.

Aligerando el paso torcieron la calle y llegando a la casa del albañil pagó lo que se debía hasta entonces.
- ¿Sabéis una cosa?, dijo al dar la espalda a la puerta.
- ¿Qué D. José?, preguntaron los acompañantes.
- Pues, que Dios tiene más dinero que un torero.”


D. José Marcilla Hernández, cura párroco, rodeado de trabajadores y monaguillos en la finca de Torrubia. Año 1951.

Sacerdote, bueno, enérgico, trabajador y muy querido por todos, tal y como se desprende de los siguientes versos, sacados del artículo de Antonio García:

Ya hemos venido
Un poco cansados
Y con don José
Que bien lo hemos pasado.

Mucho hemos reído
Mucho hemos jugado
Y a Jabalquinto
Por fin hemos llegado.

Que viva la palma
Que viva el romero
Que viva Don José
Y los misioneros.

Si los misioneros
No hubieran venido
Jabalquinto entero
Se hubiera perdido.

Olayo Alguacil González